Sobre este Blog

He decidido finalmente hacer públicos mis Apuntes de Misión. Son experiencias de vida que me han marcado y que intento presentar resumidamente para hacer más ágil y amena su lectura.


SOBRE EL AUTOR
El presbítero Belisario Ciro Montoya, pertenece a la Diócesis de Sonsón Rionegro en Colombia y, asociado al PIME (Pontificio instituto de misiones extranjeras), desempeña su ministerio en Bangladesh. Ordenado diácono el 24 de junio del 2011, es sacerdote desde el 29 de octubre del mismo año.

Una de las experiencias que más me afecta interiormente en Bangladesh es la atención a los enfermos. Es la experiencia de la impotencia en su grado supremo. En Bangladesh no existe un sistema de salud, no hay acceso a los servicios sanitarios para la gran mayoría pobre y miserable. Simple y llanamente si no se tiene dinero no se puede ir al hospital. De otra parte los mejores profesionales abandonan el país a la primera oportunidad. Tantos de los médicos que trabajan aquí han comprado sus títulos o trabajan en hospitales privados inaccesibles a los pobres. Por eso quienes tienen dinero prefieren viajar a la India, Singapur u otro país vecino para curarse.
Albinus (en la foto), a quien hoy he ungido, tuvo un derrame cerebral hace pocos días y depende de una operación para mantenerse en vida. Mientras tanto su esposa llora ante mi desconsolada porque tiene cuatro hijos pequeños por quienes preocuparse.
Dios, concede la salud a este hijo tuyo, a su familia valentía y confianza en ti. Y a nosotros la gratitud para valorar lo que tenemos y la bondad para compartirlo sin vacilar. Amén

Si alguno puede y quiere aportar algo para ayudar a esta familia lo puede hacer a través de la cuenta de ahorros Bancolombia 1030 248 6485. Dios no los dejará sin recompensa


He regresado a Bangladesh. Después de una obligada interrupción que duró casi un año y medio, vuelvo a Chandpukur Mission. Soy feliz de estar aquí y doy gracias a Dios por darme la oportunidad de volver. La simplicidad y el rostro alegre de todos aquí me inundan de alegría. Sin embargo, me hiere en el corazón encontrar a mis niños en condición de desnutrición; tan flacos y pequeños, que  en vez de haber pasado un año hacía adelante pareciera que el tiempo hubiera retrocedido para ellos. Solo su cabello muestra haber crecido. Sus cuerpos lánguidos y esqueléticos me punzan por dentro, a mi que vengo rozagante y con sobrepeso después de tanto tiempo disfrutando del "hotel Mamá" en Colombia.
Gracias Dios porque estando aquí puedo socorrerlos no solamente con el pan de tu Palabra, sino con el pan que muchas almas buenas a través de mi compartirán con ellos.