Una de las experiencias que más me afecta interiormente en Bangladesh es la atención a los enfermos. Es la experiencia de la impotencia en su grado supremo. En Bangladesh no existe un sistema de salud, no hay acceso a los servicios sanitarios para la gran mayoría pobre y miserable. Simple y llanamente si no se tiene dinero no se puede ir al hospital. De otra parte los mejores profesionales abandonan el país a la primera oportunidad. Tantos de los médicos que trabajan aquí han comprado sus títulos o trabajan en hospitales privados inaccesibles a los pobres. Por eso quienes tienen dinero prefieren viajar a la India, Singapur u otro país vecino para curarse.
Albinus (en la foto), a quien hoy he ungido, tuvo un derrame cerebral hace pocos días y depende de una operación para mantenerse en vida. Mientras tanto su esposa llora ante mi desconsolada porque tiene cuatro hijos pequeños por quienes preocuparse.
Dios, concede la salud a este hijo tuyo, a su familia valentía y confianza en ti. Y a nosotros la gratitud para valorar lo que tenemos y la bondad para compartirlo sin vacilar. Amén
Si alguno puede y quiere aportar algo para ayudar a esta familia lo puede hacer a través de la cuenta de ahorros Bancolombia 1030 248 6485. Dios no los dejará sin recompensa